La implantación práctica y operativa de la estrategia requiere la definición de objetivos e indicadores del cumplimiento, mediante el desarrollo de un Cuadro de Mando Integral (CMI) y/o indicadores individuales y departamentales del rendimiento.
El cuadro de mando integral (CMI) permite que la estrategia y visión de negocio de la organización sea transformada en objetivos y misiones, permitiendo:
Clarificar la estrategia y conseguir consenso sobre ella; haciéndola tangible con objetivos y misiones cuantificables.
Vincular objetivos estratégicos con los objetivos a largo plazo y los presupuestos anuales.
Comunicar la estrategia a toda la organización.
Alinear objetivos departamentales y de la compañía; al definir objetivos específicos que responden a los globales.
Realizar el seguimiento y cuantificar el grado de cumplimiento de los objetivos, mediante los indicadores del Cuadro de Mando Integral.
Realizar revisiones estratégicas periódicas y sistemáticas; tanto para ajustarla como para aprender sobre la estrategia y mejorarla.